Decimos que los mayores se vuelven cada vez más golosos. ¡Y tenemos que comprenderlos! porque nuestro cuerpo nos pide más azúcar a medida que cumplimos años. Descubrimos en este post el porqué.
¿Recuerdas si alguna vez tu abuela te ha pedido que la pusieras azúcar en el yogurt natural de la merienda y tú, frunciendo el ceño y con aires de “yo sé lo que es bueno para ti”, le has depositado media cucharadita de azúcar?…a mí sí me pasó.
Ella tenía 83 años, yo estaba estudiando Farmacia y pudieron más mis conocimientos recién adquiridos que la golosa petición de mi abuela.
Pues bien, ni ángel ni demonio. En nutrición también hay que aplicar sentido común.

Veamos razones científicas que apoyan esta tendencia en los mayores:
1. El disfrute de la comida es un pilar básico de una alimentación equilibrada. Este placer adquiere especial importancia en la población sénior, ya que los sentidos del gusto y del olfato disminuyen. Por tanto, para recibir la misma sensación de dulzor los mayores necesitan una cantidad de azúcar mayor. 2. El azúcar es un combustible que necesitan todos los tejidos y diferentes órganos, incluido el cerebro. Pero antes de entrar en estos tejidos hay una hormona, la insulina, que actúa como llave para abrir las células de estos tejidos y que entre el azúcar. Pues bien, con la edad puede aparecer la insulino-resistencia. Esto supone que la cerradura de la “llave” funcione mal y a los tejidos no les llegue suficiente azúcar. ¿Cómo responde el cuerpo a esta carencia? Pide ingerir más azúcar. Hay que matizar que la insulino-resistencia no es una enfermedad, sino más bien la descripción de un estado fisiológico.